Estamos ingresando en la etapa final de la negociación con Argentina que, casi seguramente, habrá de representar el fin del conflicto con el vecino país y el comienzo de una nueva época para las relaciones bilaterales en el Río de la Plata.
Hasta ahora el gobierno nacional ha priorizado la mantención de un frente político unido, con la participación y el consenso de todos los partidos. Así fue durante el gobierno del Dr. Tabaré Vázquez y así ha sido desde que el Presidente José Mujica asumió el gobierno hace cuatro meses y medio.
Cuando se produjo el fallo del Tribunal de La Haya, el gobierno no dudó en invitar a representantes de todos los partidos para integrar la delegación oficial que estuvo presente en los momentos decisivos del largo pleito internacional.
Fue muy importante para nuestro país demostrar ante nuestro interlocutor y ante el mundo, que las posiciones que sostenía el gobierno representaban el sentir de todos los actores partidarios. Nunca pudo el gobierno argentino hacer otro tanto o siquiera acercarse a una postura similar.
Ahora es fundamental que el gobierno uruguayo culmine este proceso reafirmando la unidad política. El acuerdo final con Argentina no debe desentonar con todo el proceso previo desarrollado para tener los niveles de legitimidad más amplios.
Como toda negociación, sus momentos finales son cruciales y se requiere una sintonía muy fina para que las interpretaciones sobre los máximos y los mínimos a alcanzar sean compartidas por todos. El Canciller uruguayo hace un par de semanas ratificó la decisión gubernamental de intercambiar opiniones y coordinar con los partidos de la oposición antes de sellar el entendimiento con el vecino país.
Desde entonces han transcurrido etapas muy relevantes. Ante la propuesta inicial de entendimiento que presentó Argentina, el gobierno uruguayo presentó una contrapropuesta que estuvo rodeada del máximo hermetismo. Ayer se reunieron nuevamente los cancilleres y seguramente el gobierno argentino ha trasladado al nuestro una nueva respuesta a la contrapropuesta uruguaya.
Ahora es el momento de la consulta a la oposición, más tarde será muy tarde y se correrá el alto riesgo de perder el consenso interno en el último paso. Los tiempos indican que el "cierre" de la negociación está tan próximo que, de no instrumentar una consulta en esta instancia, luego la acción será simplemente para comunicar el resultado de los acuerdos.
Los partidos de oposición requieren de información oportuna y mantener los consensos implica que las opiniones de estos se tengan en cuenta antes de dar el paso final que culmina el proceso.
Sería un grave error que luego de varios años en los que nuestro país logró un frente político unido, en los últimos minutos por demorar excesivamente la comunicación y la información a los partidos que no están en el gobierno, se afecte la mirada común en este tema tan relevante para nuestra soberanía nacional.
Nadie duda de que la voluntad del gobierno consiste en mantener el consenso, pero no se puede pretender que la incorporación de los demás partidos sea sobre la base de un "contrato de adhesión" al que se invita simplemente a "tomar o dejar". Es necesario que la participación de quienes no estamos en el gobierno incluya la posibilidad de aportar, tal como se hizo constructivamente en ocasión de la delegación que viajó a La Haya. Tenemos gente capaz y especializada en todos los partidos.
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