jueves, 29 de julio de 2010

El intocable / Pablo Mieres

Esta semana se produjo un fuerte desencuentro entre el actual gobierno y el ex Presidente, Dr. Tabaré Vázquez, debido a la información de que el Ministerio de Salud Pública había decidido reducir el espacio de las cajillas de cigarrillo destinado a la advertencia a los fumadores del 80% que abarca actualmente a un 66% y además se evaluaba eliminar la prohibición actualmente vigente sobre la existencia de diferentes categorías de cigarrillos, tales como “light” u otros.

El Dr. Vázquez salió al cruce indignado, cuestionando con vehemencia y energía las eventuales modificaciones que se anunciaban. Reivindicó todas y cada una de las medidas tomadas por él durante su gobierno y anunció que daría una fuerte batalla en contra de estas decisiones, cuestionando directamente al actual Presidente, José Mujica.

Esta reacción destemplada y airada no es proporcional a la magnitud de las medidas anunciadas. Nadie, ni el gobierno actual, ni ninguna de las fuerzas políticas están en contra de llevar adelante acciones para combatir el vicio del cigarrillo; la política desarrollada por el gobierno anterior de combate al hábito de fumar fue apoyada por el conjunto del sistema político y acatada por toda la población. Sin embargo, ello no significa que se tenga que estar de acuerdo con todas y cada una de las medidas y decisiones tomadas en el marco de dicha campaña. Menos aun que se acompañen procedimientos que, en algunos casos, no contaron con el fundamento jurídico necesario.

Porque en el afán de dar cumplimiento a su objetivo en toda su extensión, el ex Presidente Tabaré Vázquez parece no haber cumplido con los criterios jurídicos necesarios, habiendo optado por tomar decisiones por la vía del decreto o de resoluciones del Poder Ejecutivo sin que existiera el respaldo legislativo necesario.

La actitud del Dr. Tabaré Vázquez en este tema ha sido propia de un verdadero “cruzado”, incapaz de admitir la mínima discusión sobre estos aspectos e impulsando una medida atrás de otra con la misma vehemencia que si se tratara de la cuestión más grave de nuestra vida en sociedad.

Sin embargo, en un Estado de Derecho no basta con poseer la razón, además hay que actuar dentro de las reglas de juego y en virtud de procedimientos legítimos y jurídicamente válidos. El Dr. Vázquez parece pensar lo contrario y su convicción extrema de que se halla en una “guerra santa contra el mal”, lo llevó antes y lo lleva ahora a no reparar en el análisis de la realidad y en evaluar con sensatez cuáles son las mejores formas de llevar adelante una política.

No ha tenido empacho el ex Presidente en acusar al actual mandatario de haber cedido a las presiones de una multinacional, se acusó a José Mujica de una de las conductas más graves para un Presidente: haber actuado presionado por un interés económico espúreo. Son correligionarios, pero la acusación del Dr. Vázquez es muy grave incluso si fuera formulada hacia un Presidente de un partido adversario.

Pero, además, lo único que está haciendo el actual gobierno es buscar un camino que, sin mengua de la firme decisión de enfrentar el vicio del tabaco, nos evite a los uruguayos tener que pagar una enorme indemnización pecuniaria debido a que el airado ex Presidente parece no haber actuado de acuerdo a derecho.

Nadie está planteando un cambio de política en este tema, solo se anunciaron dos medidas menores que no afectan el sentido ni las definiciones estratégicas en este terreno, nadie está defendiendo a las empresas tabacaleras multinacionales ni somos “tontos” sobre su capacidad y poderío, ni sobre sus objetivos y recursos.

Pero parece que para el ex Presidente todo lo que se ha hecho durante su mandato adquiriera un carácter “sagrado” que no puede ser tocado, ni siquiera para enmendar su propio error, como si se tratara de un verdadero “intocable”.

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