miércoles, 18 de agosto de 2010

El compromiso con la infancia / Pablo Mieres

Esta semana estuvo de visita en Montevideo la ex Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, dictando una conferencia sobre la educación superior en la Universidad Católica y otra sobre políticas de primera infancia organizada por UNICEF y la Presidencia de la República.

Su reflexión sobre la necesidad de priorizar las políticas dirigidas a la niñez en los primeros años de vida fue muy profunda y convincente. Resulta imprescindible, para un país que pretende crecer en su desarrollo humano, priorizar el gasto social dirigido a esta etapa crucial de la vida en la que se define una parte importante de las posibilidades futuras de los individuos.

En nuestro país la tasa de natalidad ha ido disminuyendo significativamente en los últimos años, una sociedad que va adquiriendo pautas de comportamiento moderno reduce el número de hijos por núcleo familiar. La incorporación de la mujer a la vida activa, su desarrollo profesional y el aumento de las posibilidades de prevención del embarazo han determinado que las nuevas generaciones de los sectores medios redujeran el número de hijos.

A su vez, los hogares más pobres, que producen un mayor número de hijos, están adquiriendo también la nueva pauta de conducta y existen datos que indican que la natalidad se está reduciendo también entre los más pobres.

A pesar de ello, la concentración de la pobreza entre los niños sigue siendo un dato que golpea a nuestra sociedad. Hace veinte años Juan Pablo Terra nos hacía tomar conciencia de la "infantilización de la pobreza" cuando publicó los resultados de un estudio, encargado precisamente por UNICEF, que en aquel entonces indicaba que cuatro de cada diez niños de 0 a 5 años, nacían y vivían en hogares pobres. Veinte años después la cifra se ubica alrededor del 38%, prácticamente igual, luego de haber crecido a más del 50% en los primeros años de este siglo.

Por otra parte, los hogares pobres representan más del 20% del total, cifra que aun está lejos del 15% que se había registrado a mediados de los noventa.

A su vez, si bien la pobreza se ha reducido sensiblemente desde 2004 a la fecha, bajando de alrededor de un tercio al 20%; sin embargo, no se ha reducido sustancialmente la desigualdad que sigue indicando que nuestro proceso de crecimiento no logra mejoras sustanciales en términos de equidad social.

Desde este cuadro de situación se debe analizar la propuesta de presupuesto que el gobierno está diseñando y que será objeto de debate en el Parlamento en los próximos meses. Debe destacarse la prioridad que se otorga para este quinquenio al desarrollo significativo del Plan CAIF, programa dirigido a las familias pobres con hijos de 0 a 3 años que ha demostrado, luego de más de dos décadas de funcionamiento, que es un instrumento muy valioso para compensar las fuertes desigualdades que se producen en el punto de partida entre la situación de los hogares más carenciados y los hogares de sectores medios y altos.

Me tocó, hace ya unos cuantos años, evaluar el impacto del Plan CAIF sobre los niños que asistían a esos centros y los resultados fueron contundentes en confirmar que la asistencia a esos Centros establecía mejoras significativas.

La otra política indispensable es la instalación y desarrollo de un sistema de cuidados que permita apoyar a los padres en la etapa primera de ejercicio de la maternidad y paternidad debe ser otro objetivo prioritario de la propuesta presupuestal.

Los recursos financieros son finitos y el presupuesto es un dibujo de las prioridades que un país se asigna para los próximos años. Atrás de su articulado frío hay efectos, consecuencias e impactos reales. En definitiva, se trata nada más ni nada menos que de establecer en qué vamos a usar los recursos que son de todos, porque la asignación presupuestal supone la utilización de los fondos que todos los uruguayos contribuimos a crear.

Un país que viene creciendo a tasas importantes y que, según todo indica, lo seguirá haciendo en los próximos años, no puede postergar, ahora que hay ciertas posibilidades y recursos, el objetivo de lograr una mejora sustancial en la realidad social de los niños más pequeños y sus familias.

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