jueves, 7 de enero de 2010

Cada cual que atienda su juego/ Pablo Mieres


Poco antes de finalizar el año, el gobierno electo puso en marcha los grupos de trabajo multipartidarios que había propuesto integrar con representantes de todos los partidos.
La idea propuesta consiste en avanzar en la identificación de acuerdos sobre cuatro temas que, nadie duda, son sustanciales para el futuro del país. Educación, seguridad, energía y medio ambiente fue el menú elegido por el Presidente electo para buscar entendimientos plurales y ciertos consensos.

Las próximas semanas dirán hasta dónde es posible avanzar y cuáles son los contenidos de los posibles consensos en estos temas. Desde nuestro punto de vista es imprescindible que los grupos de trabajo sean operativos si se pretende que cumplan eficazmente con su función, en tal sentido compartimos la preocupación de José Mujica al sugerir que su integración no supere más de cuatro miembros por partido.

Esta referencia viene al caso porque los partidos tradicionales han incluido delegaciones muy numerosas. No se trata de crear asambleas deliberativas, sino grupos de trabajo ejecutivos que detecten los consensos o entendimientos posibles entre todos los actores partidarios. En tal sentido, desde el Partido Independiente, en sintonía con este objetivo, designamos dos representantes por cada temática.

El otro objetivo fundamental es que los acuerdos no sean meras declaraciones genéricas que recojan grandes frases globales que todos podríamos firmar y que puedan disimular desacuerdos. Es preferible firmar acuerdos más acotados, quizás menos abarcativos, pero que reflejen verdaderos entendimientos sustantivos que contengan propuestas concretas de utilidad para la gestión del nuevo gobierno. Esa será la actitud de nuestros representantes en los mencionados grupos, no obviando las ideas y propuestas propias y buscando que los acuerdos y disensos sean sobre cuestiones bien concretas.

En la misma instancia el Presidente electo reiteró que pensaba incluir a representantes de la oposición en la integración de los entes autónomos y servicios descentralizados. Dijo con claridad que esta participación buscaba asegurar que la oposición controle el funcionamiento del gobierno, que no se buscaba el cogobierno sino el ejercicio del control por parte de la oposición.

Nos parece realmente un gran acierto esta postura del nuevo presidente.

En efecto, el Frente Amplio obtuvo el gobierno y, además, mantuvo su mayoría absoluta en el Parlamento en ambas cámaras; es cierto que dicha mayoría es más ajustada que en el período saliente y también es cierto que en este caso no obtuvo la mayoría absoluta de los votos, ni emitidos ni válidos, sino que fueron las reglas del sistema electoral las que le otorgaron la mayoría de los cargos legislativos en ambas cámaras.

Desde esta perspectiva, el gobierno electo ha asumido toda la responsabilidad de la nueva gestión y, por lo tanto, la participación de representantes de los diferentes partidos de oposición en estos organismos no tendrá otra función que el ejercicio del control sobre la gestión de los representantes del Frente Amplio. Ni más, ni menos.

Esta decisión supone un cambio con respecto al período anterior. En el reciente quinquenio el gobierno del Frente Amplio decidió asumir todos los cargos de gestión sin abrir el juego a la presencia de representantes de los restantes partidos.

Cinco años de monopolio en la gestión pública, cinco años de Directorios monocolores, cinco años sin que nadie de otro partido pueda opinar o conocer sobre los asuntos que se resuelven, es demasiado tiempo y genera obvios riesgos para el buen funcionamiento y la transparencia de las empresas públicas.

El propio gobierno del Frente Amplio debe ser el más interesado en que se produzca una participación de representantes de otros partidos. Como bien ha dicho Mujica: “para que nos controlen”.

Porque ya ha pasado un quinquenio de monopolio y otros cinco años de funcionamiento libre por parte de representantes de un solo partido, es “terreno fértil” para que las inevitables tendencias a “aflojar” el funcionamiento y aumentar la “permisividad” se conviertan en graves situaciones de opacidad o riesgos de corrupción.

Es muy inteligente la postura del nuevo presidente puesto que, por un lado abre la puerta a la participación de los demás partidos demostrando una postura plural y abierta; pero al mismo tiempo se asegura que la misma oposición lo ayude a controlar el buen funcionamiento y la transparencia de los suyos.

Cada cual que atienda su juego.

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